Un momento perfecto para ordenar nuestras prioridades

Mi hermana menor es una esquiadora fantástica. Los dos hemos esquiado desde muy jóvenes. Sin embargo, una vez, se cayó y se lastimó mucho la rodilla. Resultó que necesitaba una cirugía complicada y dolorosa, seguida de una rehabilitación aún más dolorosa. Desafortunadamente, la cirugía no salió muy bien y existía el riesgo de que necesitara otra. En ese momento, comenzó a rezar mucho para evitar otra dolorosa cirugía y rehabilitación. Estuvo orando durante días. Fue entonces cuando tuvo este pensamiento, afirma que no era suyo, sino que vino de algún lugar más allá de ella, y le creo, que era: “Sería tan bueno si estuvieras tan preocupado por tu salvación como lo estás por tu rodilla”. Realmente muy inspirador.

Así que hoy, desafío a todos los que están leyendo esto a reflexionar por un momento y preguntar: ¿Cuándo fue la última vez que estuve realmente más preocupado por mi salvación que por cualquier problema temporal que esté enfrentando en este momento?

Ahora estamos en la temporada de Cuaresma, un tiempo bendito que Dios nos ha dado. Animo a todos a no desperdiciarlo, a no dejar que se nos escape de las manos. El tiempo vuela, y antes de que nos demos cuenta, la Pascua estará aquí. Para muchos de nosotros, las resoluciones son una parte integral de la Cuaresma. ¿Pero no estamos tan acostumbrados a ellos que realmente no prestamos mucha atención a lo que hacemos como penitencia? ¿O tal vez abandonamos las penitencias de cualquier tipo hace mucho tiempo, sin ver ningún sentido en ellas? Uno de mis hermanos dice que la Cuaresma es como la rehabilitación con la compañía del Espíritu Santo. Me gusta esta metáfora porque, después de la rehabilitación, uno está limpio, como deberíamos estar después de la Cuaresma.


Me gustaría invitarnos a sacrificar una cierta cantidad de tiempo para orar y pensar en cómo podemos, con la gracia de Dios, mejorar significativamente nuestra vida espiritual durante esta Cuaresma. Nuestras resoluciones no deberían ser demasiadas, y también deben ser realistas. Nuestra autorreflexión y las indicaciones de Dios nos mostrarán lo que más necesitamos en este momento. Además, cuanto antes mejor, pero nunca es tarde.

Sin embargo, cuando nuestra consideración esté hecha y las resoluciones hechas, mantengámonos firmes y obedézcamoslas.

Con suerte, ejercicios espirituales como estos nos ayudarán a estar bien preparados para la próxima solemnidad de la Muerte y Resurrección de nuestro Señor, así como, desde una perspectiva más amplia, para el día (que podría ser mañana o hoy) cuando Él Nos llamará para dejar este mundo.



Hermano Julián Stolarczyk, OP | Miembro de la Provincia de Polonia | Conoce a los Hermanos en Formación AQUÍ