Durante el tiempo de Adviento, las lecturas hablan de vigilancia y de estar alerta más que en cualquier otro momento del año. Nuestro Señor dice en el Evangelio de hoy: “Estad siempre alerta” (Lc 21). Pero ¿qué es la vigilancia? Una imagen de vigilancia que me viene a la mente es la de un guardia que vigila la ciudad. Está de pie en la muralla de la ciudad y vigila durante la noche para detectar posibles peligros.
¿Cómo se compara esta imagen con la vigilancia cristiana? Nosotros también estamos llamados a vigilar como el guardia. Es algo que es activo, no pasivo. No estamos esperando que algo suceda, que nos despierte de nuestro sueño. Más bien, estamos buscando activamente señales de peligro. Podemos imaginar al guardia haciendo controles perimetrales, observando el paisaje en busca de irregularidades. No se queda quieto en un lugar impidiéndose mirar a su alrededor.
Nosotros estamos llamados a esta misma vigilancia activa; sin embargo, nuestro objetivo es ligeramente diferente. El guardia vigila algo externo, pero nosotros estamos llamados a vigilarnos a nosotros mismos. En el versículo 34, Jesús dice: “Tened cuidado de que vuestro corazón no se adormezca por los frenesíes, las borracheras y las preocupaciones de la vida diaria, y aquel día os sorprenda” (Lc 21). En latín, esta frase es “Atiende a todos ustedes.“Se nos exhorta a prestar atención a nosotros mismos, a estar atentos a los signos de somnolencia espiritual y descuido moral. Esta sería una gran frase para memorizar y guiarnos en esta temporada de Adviento: “Atiende a todos ustedes."
El objetivo de todo esto no es que nos encierremos en nosotros mismos. No es algo que se supone que nos haga más egoístas y más vanidosos. Por el contrario, se supone que nos prepara para la venida de Cristo. Si vigilamos nuestro propio corazón, no seremos tomados por sorpresa cuando Cristo venga.
¿En qué consiste concretamente esta vigilancia? La oración. La vigilancia cristiana es la oración cristiana. Jesús dice: «Estad siempre alerta y orad para que tengáis fuerza para escapar de las tribulaciones que se avecinan y estar en pie delante del Hijo del hombre» (Lc 21). La oración es nuestro modo de fortalecernos en preparación para el encuentro con Cristo. En este Adviento, escuchemos las palabras de Cristo para prestarnos atención a nosotros mismos comprometiéndonos a la oración: «Atiende a todos ustedes."