Como muchos de ustedes, crecí con un perro. Desde entonces me ha fascinado la inteligencia y la sensibilidad social de los perros. En el mundo de la cría de perros, existe un término importante llamado realización biológica o de raza. El núcleo de esta idea es que los perros tienen instintos naturales o genéticos que deben satisfacerse para estar contentos y sanos. ¿Alguna vez te has preguntado por qué tu golden retriever sale corriendo compulsivamente hacia cualquier masa de agua que ve? ¿O por qué su border collie comienza espontáneamente a pastorear animales pequeños o niños? Esto se debe a que hemos criado a estos perros para fines particulares. En el caso de los golden retriever es para cazar aves acuáticas, y en el caso de los border collies es para pastorear ovejas. Estas acciones de nadar o pastorear son esenciales para su realización biológica. Necesitan nadar o pastorear para sentirse satisfechos mental y físicamente.
Es bastante sorprendente la capacidad de los perros para realizar estas actividades esenciales. Tomemos, por ejemplo, este video de dos collies pastoreando ovejas, o algo más mundano, estos collies pastoreando patos en un hula-hoop. Podemos ver en estos dos ejemplos que, más allá de la intervención humana en la reproducción, estos perros necesitan la guía humana para alcanzar su máximo potencial natural.
Hay otros ejemplos de actividad humana que extrae el potencial de la creación, permitiéndole alcanzar un nivel de realización que de otro modo no sería posible. Tomemos, por ejemplo, la rosa. Naturalmente, las rosas, y todos los miembros de su familia, tienen cinco pétalos. Sin embargo, los hemos criado y cultivado para que tengan una gran cantidad de pétalos hermosos y fluidos que son una maravilla para la vista. La humanidad ha sabido sacar algo hermoso de las rosas mediante nuestra acción y cultivo.
Hoy en día se habla mucho de ecología, ¡y con razón! Sin embargo, cualquier ecología auténtica –y especialmente una ecología cristiana auténtica– debe reconocer que la creación puede alcanzar y alcanza su potencial, no cuando la humanidad la deja en paz, sino mediante el cultivo humano. Una gran imagen de cuál debería ser la postura de la humanidad hacia la creación es la imagen de un jardinero. Un jardinero cultiva plantas en su jardín tanto para su consumo como para el puro placer de cultivarlas. Incluso si una planta no tiene ningún propósito práctico para el jardinero – y las flores no tienen ningún propósito “práctico” – el jardinero las cultiva de todos modos, extrayendo de ellas todo su potencial natural mediante su cuidado.
Como vemos desde el comienzo del libro de Génesis, este era el plan original de Dios para la humanidad y la creación. En el libro del Génesis, así como la humanidad era más ella misma bajo la guía de Dios, la creación era más ella misma bajo la guía de la humanidad. Esto se muestra en el nombre que Adán dio a los animales en Génesis 2:19-20. La creación encuentra su identidad y cumplimiento en la acción de Adán. Fue como resultado del pecado que dejamos de cultivar la creación y comenzamos a explotarla. Cristo Resucitado, sin embargo, inició una Nueva Creación. Entonces, participemos en esta recreación mediante nuestra cultivación.
Hermano Nathaniel María Mayne, OP | Conoce a los Hermanos en Formación AQUÍ