¿Compras realmente ¿Crees que Jesús te dará la misericordia que necesitas? Esto puede ser difícil porque requiere que dependamos de lo que otra persona puede hacer por nosotros. Incluso podríamos ocultarnos de ello diciéndonos que en realidad no necesitamos misericordia.
En el Evangelio de este domingo, Jesús nos recuerda que nos dará la misericordia que necesitamos. Se encuentra con personas que creen no necesitar misericordia tanto como aquellos a quienes Dios parece castigar con sufrimiento. Jesús corrige esto con palabras duras, diciendo: «Si no se arrepienten, todos perecerán como ellos». Ya sea que nos sintamos los mejores santos o los peores pecadores, somos... todos in igual necesidad de la misericordia de Dios.
Después de esto, Jesús cuenta una parábola para explicar nuestra verdadera posición ante Dios. Nos compara con una higuera: plantada por Dios, pero que, después de tantos años, sigue sin dar el fruto que debería. En la parábola, quien plantó la higuera se pregunta por qué debería seguir manteniéndola viva y ordena que la corten.
Debemos ser honestos con nosotros mismos. Tú y yo hemos fracasado en cumplir a la perfección la voluntad de Dios. No hemos dado todo el fruto que podríamos haber dado para su Reino. Y, por lo tanto, tú y yo nos encontramos ante la realidad de la Justicia de Dios, con gran necesidad de su Misericordia.
Pero no debemos desesperarnos, ¡porque la historia no termina ahí!
El jardinero encargado de talar el árbol aboga por él, diciendo: «Señor, déjelo también este año, y yo cultivaré la tierra a su alrededor y lo abonaré. Quizás dé fruto en el futuro».
Este jardinero simboliza a Cristo y lo que hace por nosotros y en nosotros. Jesús ve nuestra esterilidad y nuestras necesidades, y aboga por nosotros. Cultiva y fertiliza la tierra que nos rodea para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia.
Hoy, Jesús nos dice con sinceridad que necesitamos arrepentirnos. Pero Dios no desea la muerte del pecador. Más bien, desea que todos los hombres se salven. Él está deseoso de suplir lo que te falta y llenar lo que necesitas, con una misericordia desbordante.
Durante esta Cuaresma, debemos acudir a Él en el sacramento de la confesión y entregarle todos nuestros fracasos e insuficiencias. Allí, Él abogará por nosotros, nos nutrirá y nos hará fructíferos.
Imagen: Abel Grimmer, La parábola de la higuera estéril, 1611, Dominio público