Mis ojos han visto tu salvación

¿Por qué Dios nos manda ofrecer lo que es más preciado para nosotros? El Hno. John Paul Puschautz reflexiona sobre el Evangelio de la Fiesta de la Presentación del Señor (Lc 2-22) en nuestra serie de videos semanales.

¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios le ordenó a Su pueblo que ofreciera a sus primogénitos? Bueno, esta ley es un recordatorio perpetuo para el pueblo de Israel de que la sangre del cordero pascual salvó a sus hijos primogénitos del ángel destructor en la tierra de la esclavitud.

También nos recuerda uno de los pasajes más difíciles de las Escrituras, donde se le dice a Abraham que ofrezca a su amado hijo, Isaac, en sacrificio.

Ahora bien, esto es escandaloso. ¿Por qué Dios nos manda ofrecer lo que es más preciado para nosotros? ¿Qué puede significar esta ofrenda o presentación?

CS Lewis nos dice que hay tres tipos de amor natural: Eros (amor apasionado), Storge (amor familiar) y Philia (amor de amistad). Estos tres amores son hermosos regalos de Dios que is Amor. Pero, deben tener amor divino en la fuente y cumbre. Si no lo tienen, se corromperán y eventualmente se convertirán en odio. Cuando ponemos algo o alguien por encima de Dios, lo convertimos en nuestro ídolo, queriendo que llene el vacío del tamaño de Dios en nuestros corazones. Y esto no va a funcionar, porque nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en Dios.

Por eso debemos ofrecerle a Dios estos amores buenos pero limitados. Son dones de Dios y por eso se los ofrecemos a Él, para que Dios pueda ser verdaderamente el centro de nuestras vidas. Y lo más asombroso es que cuando ofrecemos estos amores a Dios, recibimos el ciento por uno.

José y María presentan al Niño Jesús en el templo porque Él es el don de luz del Padre no sólo para ellos, sino para el mundo entero. Ellos no tratan de poseer, acaparar, consumir, aferrarse o controlar este don y, por lo tanto, pueden recibirlo nuevamente como un don precioso y gratuito.

La antigua fiesta de la Presentación comienza con una procesión con velas hacia la iglesia, que representa a Cristo Luz, que ilumina el mundo. Esta frágil llama es una bella imagen de la llama del amor que se nos ha confiado. Cuando nos aferramos egoístamente a estos amores, terminamos quemándonos y sofocando la llama.

Sin embargo, cuando ofrecemos a Dios lo que más amamos, estas llamas arden cada vez más, y esta luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no la puede captar.

Imagen: Fra Bartolomeo, Presentación de Jesús en el Templo, 1516, Dominio público