No sólo de pan vive uno

¿Cómo ayudan las amistades santas a nuestra vida espiritual? El Hno. Jordan Martin, OP, reflexiona sobre el Evangelio del primer domingo de Cuaresma.


El diablo no es especialmente conocido por su originalidad. Tanto es así que se le podría acusar de ser un genio que solo hace las cosas una sola vez. Pero ¿por qué? ¿Por qué Satanás suele utilizar la misma estrategia una y otra vez?

Bueno, no soy tan inteligente como un ángel caído, pero supongo que Satanás está pensando: “Mi estrategia funciona muy a menudo. Si no está roto, no lo arregles”.

Entonces, ¿cuál es el truco principal del diablo? El aislamiento. La principal tentación que el diablo utiliza para frenarnos, o incluso paralizarnos en nuestro camino espiritual, es sugerirnos que nos aislemos de los demás.

Leemos en Génesis: “No es bueno que el hombre esté solo.” Así, cuando atravesamos momentos difíciles o cuando tenemos que tomar decisiones difíciles, es fácil pensar que podemos resolverlo todo por nosotros mismos. Y el diablo a menudo nos sugiere que nuestros amigos y familiares no pueden comprender realmente nuestra situación ni ser de ayuda, o incluso que solo están estorbando, y que probablemente sea mejor que nos guardemos todo en secreto.

Bueno, cuando eso sucede, estamos EXACTAMENTE donde el diablo quiere que estemos: solos, por nosotros mismos, vulnerables, un poco como una gacela seleccionada de la manada y perseguida por un león. Tu oponente el diablo está rondando como un león rugiente buscando a quien devorar.

En la soledad, en el aislamiento, contraemos muchas enfermedades espirituales. No tenemos amigos que nos mantengan en el buen camino, que nos desafíen, que nos corrijan o simplemente que nos ayuden a ver con más claridad.

Por otra parte, la amistad (con Dios y con el prójimo) es EL remedio para todas las enfermedades espirituales. Nuestros verdaderos amigos nos conocen, nos ayudan a ser honestos y pueden darnos buenos consejos.

Dije antes que el diablo es como un león, pero en realidad no hay nada que temer. Si te mantienes cerca de buenos y santos amigos, el diablo no será más que un caballo de un solo truco.

Imagen: Tobias Verhaecht, La Tentación de Cristo, Dominio publico