Prepara el camino

En el desierto preparad el camino del Señor;
enderezad en el desierto una calzada para nuestro Dios.
Todo valle será elevado,
y todo monte y colina sea rebajado;
el terreno irregular se nivelará,
y lo accidentado una llanura.

-Isaías 40:3-4

Jesús viene a nosotros todos los días en la Eucaristía, vendrá pronto en Navidad y vendrá al final de los tiempos. Pero ¿qué es este desierto en el que debemos preparar el camino del Señor? ¿No es nuestro corazón, tantas veces ocupado en lo que no es importante: el frenesí de las compras, el árbol de Navidad, las nuevas decoraciones (porque los estilos cambian), la limpieza (porque el Señor no vendrá si las ventanas no están t lavado)... Vale la pena mirar más profundamente, abrazar ese camino en nuestro corazón, donde muchas veces hay sequía y no hay lugar alguno para el Nacimiento de Nuestro Señor. Cada año, el segundo domingo de Adviento rezamos "para que las preocupaciones temporales no nos impidan encontrarnos con el Señor". Esta oración nos recuerda dónde y hacia quién debemos dirigir nuestra mirada.

Cómo hacemos esto?

Al presentarse ante el Señor, Juan el Bautista predicó el bautismo de arrepentimiento. No cambias de lugar, cambias a ti mismo! Los problemas externos no disminuirán ni desaparecerán, pero los problemas internos podemos comenzar a abordar si cambiamos nuestra forma de pensar. Pregúntate: “¿Quién es el principio, mi principio? ¿Quién es mi cielo y mi tierra?” Si no es Jesucristo, ¡cambia tu forma de pensar! Denuncia tu esclavitud, tu pecado. ¡Comenzar de nuevo! Jesús hace nuevas todas las cosas y quita los pecados del mundo.

Comienza por lo esencial para que las preocupaciones temporales no eclipsen el AMOR.

Encontrarás a Dios siempre cerca de ti: en tu vida, en tu corazón, en tu situación y en el lugar donde te encuentras ahora. Incluso cuando es difícil de ver en la superficie, cuando el corazón realmente ama y anhela a Aquel que lo creó, puede aceptar que el Omnisciente, aunque está tan cerca, no le cuenta todo. Está dispuesto a caminar en confianza.

En este tiempo restante de Adviento, démonos la oportunidad de escuchar la voz de Dios incluso en los desiertos de nuestras almas. Sólo en la oscuridad de la noche podemos ver las estrellas titilando en el cielo.

Hno. Bart?omiej Rogula, OP | Conozca a los hermanos en formación AQUÍ