¿Por qué murió Jesús?

¿Por qué murió Jesús?

La pregunta de por qué Jesús tuvo que morir ha intrigado a los cristianos durante siglos. Es fácil señalar con el dedo y culpar a los líderes judíos oa Judas por su papel en la muerte de Jesús, pero durante la Semana Santa, la Iglesia nos invita a ver nuestra propia responsabilidad en su muerte. Mientras meditamos en la Pasión de Jesús, se nos recuerda que fue por nuestros pecados que él murió. Nuestros pecados no solo nos alejan de Dios y de los demás, sino que también causan sufrimiento a quienes nos rodean, incluido Cristo.

En este sentido, la muerte de Jesús no es solo un evento que sucedió en el pasado, sino una realidad en la que participamos todos los días a través de nuestras acciones y elecciones. Como dijo San Agustín, "Cristo usó tu vestidura inmunda para poder vestirte con su propia vestidura hermosa". Jesús murió por nosotros para que podamos reconciliarnos con Dios y recibir el don de la vida eterna. Lo mínimo que podemos hacer es reconocer nuestros pecados y defectos y volvernos a Dios con un corazón humilde, pidiendo su misericordia y perdón.

Sin embargo, no basta con detenerse en pedir perdón. También debemos esforzarnos por imitar a Jesús en su amor de entrega. Esto significa servir a los demás y trabajar por el bien de todos. Debemos recordar que todos somos parte del Cuerpo de Cristo, y cada vez que dañamos a otros, dañamos a Cristo. Como nos recuerda San Francisco, "No fue el diablo quien crucificó a Jesús, sino nosotros mismos con el diablo, porque lo crucificamos por nuestros caminos malos y pecaminosos". (Youcat 97)

Reflexionar sobre la muerte de Jesús durante la Semana Santa debería ser un recordatorio aleccionador de nuestra propia responsabilidad en su muerte. También debe inspirarnos a vivir una vida digna del sacrificio que hizo por nosotros. Debemos recordar que Dios todavía sufre por nosotros y nuestros pecados en los miembros afligidos de su cuerpo, y debemos esforzarnos por aliviar ese sufrimiento viviendo una vida de amor y servicio. Al acercarnos a la Pascua, oremos por la gracia de participar plenamente en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, y de recibir el don de la vida eterna que él ha conquistado para nosotros.


Hermano Tam Nguyen, OP | Conoce a los Hermanos en Formación AQUÍ